miércoles, 6 de abril de 2011

Vete a la tsuru!

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Haha.
El día de hoy fue un día de buenos deseos para Japón. Básicamente nos dedicamos en la facultad de Idiomas de mi Universidad a trabajar la disciplina de papiroflexia, o coloquialmente, origami. Todo el alumnado de japonés, así como la demás gente que se le ocurría "chonear" nos dimos la tarea de hacer 1000 grullas ("tsuru" en japonés) en base a una tradición que dice que a aquél que haga las mil figuritas le será cumplido un deseo por parte de la grulla, todo esto para desearle lo mejor a aquél país que recientemente sufrió mucho.

En fín después de un arduo trabajo de doblado, especialmente por el grosor del papel, algunos de mis amigos y compañeros del salón fuimos a comer a un restaurant de comida japonesa llamado Kotori, todos con la intención de pagar por un buffet a un precio razonable. Lamentablemente nuestras ancias se vieron saboteadas con la sorpresa de que se había acabado la promoción del buffet, así que algunos nos vimos en la necesidad de pedir un platillo a la carta (que en realidad resultó más económico).

Por alguna razón (básicamente una mala experiencia en la proporción de un platillo) se me ocurrió pedir un platillo grande. Todo iba bien hasta que llegó mi platillo a la mesa... ...

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Jamás en la vida le había temido a algo comestible.

Ni siquiera con mi expresión se puede captar la verdadera inmensidad del platillo, no pude ni con la mitad de esa bestia culinaria y terminé tan pero tan lleno que lo único que deseaba era...


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